COMPONIENDO UN ESPEJO NUEVO
Suso de Toro
Hoy no desfilan sino caminan
por las calles de Madrid cientos de miles de personas detrás
de un grito, una consigna, un movimiento llamado "Nunca máis".
"Nunca máis" somos todos, o podemos serlo, es cualquiera
que esté por el diálogo, por un sentido de justicia,
por que el gobierno respete a los ciudadanos, que no los traicione,
les mienta, los insulte..., por la democracia. Y este movimiento,
que sin duda se emparenta de modo natural con el espiritu del foro
de Porto Alegre, que aúna democracia con ecología, que
es de lo más moderno y regenerador llega desde una esquina
peninsular de donde no estaba previsto que llegase nada bueno o, sobre
todo, nuevo.
A pesar de todo, la gente de otros lugares desconfía (reproducen
el estereotipo del gallego desconfiado) e imagina, algunos incluso
esperan, que al final no pasará nada, que lo que ven sus ojos
no existe y que al final será lo que ha sido antes. En general,
tendemos a ser fatalistas, o míticos, no reconocemos la realidad
cambiante, queremos detenerla en ideas fijas, estereotipos. La pregunta
que hacen muchos es, "¿qué pasa en Galicia".
¿Queremos entender lo que pasa estos días en Galicia
o queremos comprender Galicia? No es fácil entender que cosa
es un lugar si se desconoce de donde viene, sin saber que en el noroeste
peninsular hubo un centro de civilización en el comienzo de
Europa que se expresó por oral y por escrito en lengua gallega,
o si quieren gallego-portuguesa; cuando se cansen los historiadores
ideólogos del castellanismo, los cortázares, los herederos
de los Menéndez, Pelayo y Pidal, de repetir su argumento mítico,
su romance del Cid, aparecerán historiadores que se arremanguen
y lean las fuentes, excaven bajo el mito castellanista las lineas
genealógicas de los reinos peninsulares. Entonces se podrá
entender a Galicia, cuna del estado español y portugués
y partida entre ambos en un limbo histórico. No es fácil
entender a un reino que tuvo corte y literatura y que ha llegado hasta
aquí con esa apariencia de cuatro provincias en decadencia
y postración absoluta. No se entiende bien, pero Galicia es
una contradicción así de grande.
Pero lo de "el que tuvo, retuvo", también es cierto.
Y este país derrotado en el siglo XV y al que se le amputó
con determinación cualquier clase dirigente ("doma y castración
del Reino de Galicia", decretó Isabel "La Católica"),
conservó su frágil hilo de consciencia a través
de los siglos, ese valioso hilo de Ariadna de la memoria propició
un renacer explícito de conciencia nacional en el siglo XIX
que llegó en mejores o peores condiciones a hoy.
Señoras y señores, "Nunca máis" es
una plataforma ciudadana formada por personas de todo tipo y con distintos
puntos de vista en muchas cosas, es también un movimiento social
moderno, hijo de la cultura de nuestro tiempo, del proceso de mundialización
de la tecnología, la economía y de la crítica
ideológica al modo en que se ha realizado..., pero no ha nacido
de la nada. Las personas que vertebran el movimiento tienen un largo
linaje intelectual y continuamos a gallegos y gallegas resistentes
y a imaginadores y constructores de la nación gallega. La semilla
cívica que florece hoy viene transmitida de muy atrás.
La fibra moral es la de las corrientes sociales que lucharon contra
la injusticia y en defensa de las personas en occidente pero el paisaje
de la memoria es el de los que antes que nosotros defendieron nuestro
país de la rapiña, la desidia y la opresión casi
colonial.
Es el desconocimiento fuera de Galicia y los estereotipos, lo que
lleva a pensar que estos galleguiños y galleguiñas rabiosos
y alegres son gente intuitiva, poética y pastoril, naif y de
poca trayectoria y alcance. Es cierto que tenemos a un presidente
zombie, pero nos dijeron a todos que era uno de los padres de la constitución
española, ese título, ese traje y esa nueva biografía
para el ministro de la propaganda y la censura franquista no se lo
hicimos nosotros, fueron los cirujanos plásticos de la política
española los que transformaron mágicamente al Fraga
Iribarne que conocíamos en un nuevo personaje, Manuel Fraga;
cariñosamente "Manolo". Y, creo no estar equivocado,
Fraga ha sesteado estos años en su trono gallego pero el alcalde
de Madrid (¡cielos!) y el Presidente del Gobierno (¡oh,
cielos!), ambos de su mismo partido, también se sientan sobre
una mayoría absoluta. De modo que la percepción de que
Galicia es un lugar extraño por su comportamiento político
se levanta en buena medida sobre una imagen muy autoindulgente del
conjunto de España.
La vitalidad de la protesta gallega, la alegría, la diversidad,
la elasticidad organizativa, la agudeza de la crítica que ha
mostrado hasta ahora es fruto de un aprendizaje de numerosas personas
que han ido pasando por múltiples asociaciones cívicas
de todo tipo, sindicatos, partidos..., que hasta hoy han sido un magma
fragmentado, enfrentado...,como es en general la sociedad gallega,
dividida en múltiples ciudades, villas..., sin clase dirigente.
Junto a ese mundo una Galicia interior envejecida y encogida que abrumaba
con su inmovilidad. Pues bien, toda esa experiencia organizativa,
cívica, acumulada que arranca en los últimos cuarenta
años de la reorganización de las fuerzas progresistas
y muy concretamente del mundo del galleguismo, toda esa experiencia
que hasta ahora había estado teñida de frustración,
de esterilidad, pues hoy se ha amalgamado en un movimiento de resistencia
a una agresión y de autoafirmación.
"Nunca máis" es un movimiento trasnacional, horizontal,
abierto, adherible, de regeneración democrática, de
exigencia de decencia a una administración inepta, autoritaria,
mentirosa y culpable de un gran desastre..., pero también es
un movimiento de alegre autoafirmación nacional de Galicia.
Un movimiento de verdadera autoorganización social al que se
adhiere con constancia gran parte de la sociedad gallega como una
guía moral e histórica. "Nunca máis"
es casi un modo que tiene la sociedad gallega de darse lo que no ha
tenido hasta hoy, una clase dirigente, o un núcleo con sentido
y responsabilidad cívica que piense y hable en nombre de una
sociedad.
¿Qué va a pasar?, siguen preguntando. ¿Les parece
poco? Va a pasar todo. O sea, Galicia se constituye estos días
en la nacionalidad histórica truncada en julio del 36, cuando
nos fusilaron a nuestros "padres de la patria", cuando el
cuerpo nacional fue mutilado tan gravemente. Pero siguen preguntando,
porque no se lo acaban de creer (son ustedes peor que los gallegos
del tópico) "¿pero qué va a pasar?".
Ya entiendo, sé bien a que se refieren.
Bueno, por ahora tenemos que soportar a unas autoridades sin autoridad,
las mismas que causaron la desgracia y que permanecieron impasibles,
esa administración a quien "Nunca máis" ya
ha sentado en el banquillo de los imputados. Bajo ella padeceremos
aún más tiempo sus mentiras, sigue llegando chapapote
y siguen negándolo, pero solo hasta las próximas elecciones.
En las próximas elecciones gobernará en la Xunta una
coalición de nacionalistas gallegos y socialistas. (¿Se
referían a éso? Pues claro.) Mientras tanto, hasta allí,
será un arrastrar un peso muerto. Aunque verán en las
calles de Madrid que ahora somos muchos para arrastrar un cuerpo muerto
por pesado que sea.
El espejo en que se veía esta sociedad está roto, aún
no tenemos uno nuevo para vernos el nuevo rostro, estamos en ello,
andamos con el vidrio y el azogue. Pero mientras no tengamos una nueva
imagen, para hablar de Galicia la foto de hoy tampoco es ya el triste
petrolero que nos vaciaron unos ineptos culpables aquí delante,
no son su arrogancia y sus mentiras, sus insultos a los ciudadanos.
La foto de hoy es una multitud que avanza pacífica, determinada
y con un norte.
Suso de Toro
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